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Somos Isla.

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Cuando nacemos en la isla, en nuestro imaginario social insular, tomamos como comunes las plantas ,árboles, flores y naturaleza que nos rodea, que por familiares e inercia consideramos universales. Con formación e información adecuada , crecemos, tomando conciencia de lo particular de nuestra isla y por ende de nuestro archipiélago.

La riqueza tanto endémica como autóctona que disfrutamos nos sorprende y en una superficie de poca extensión y clima Tropical seco cabe una enorme riqueza natural que brota altiva entre micro­-climas de condiciones variadas, altitud en el relieve o depresiones de valles a ras del mar con la impronta de vientos alisios , origen volcánico y el Atlántico Norte que nos rodea.

Norte verde, húmedo, frondoso y en sólo unos pocos kilómetros, sur más árido y ocre de sol intenso, y en ambos, una enorme cantidad de especies locales y únicas.

Naturaleza endémica como El Tajinaste, La Retama y La Violeta del Teide, La Palmera o El Pino Canario…., Cardones, Dragos y Siempre Vivas etc. y como joya de la corona un vestigio de la era Terciaria como son los Bosques de Laurisilva, que conforman el ecosistema único para otras muchas especies endémicas y autóctonas que compartimos con la Macaronesia, nombre que dieron los griegos a una zona conformada por varios archipiélagos cercanos a la costa de áfrica y a Europa, entre ellos el Canario y que significa “Islas alegres o afortunadas”

No cabe duda de que somos afortunados pero no basta con la satisfacción de tener ecosistemas exclusivos y diversos o que seamos el centro de la biodiversidad más relevante de la unión europea, reconocidos a nivel mundial por ello. Lo verdaderamente importante es tomar conciencia pro-activa de éste legado , mantenerlo, cuidarlo y preservarlo para las generaciones venideras.

Somos lo que tenemos , tenemos lo que cuidamos y legaremos al mundo lo que sepamos preservar.

Quiero compartir, un pequeño fragmento de una de las leyendas canarias basadas en árboles que conforman un pequeño libro que tuve el placer de leer hace poco tiempo.

Ésta leyenda cuenta el devenir de los tiempos desde la silenciosa presencia de un gran árbol, El barbusano de los Silos.,majestuosos 30 metros cubiertos de helechos y musgos como testigo centenario de cambios y costumbres.

Cuenta la leyenda que el último Mencey de Daute portaba una Añepa , hecha por los aborígenes con la madera de una rama partida al gran árbol por un rayo. Esta Añepa acompaño al Mencey en sus enfrentamientos con los castellanos y posteriormente a su exilio tras perder sus tierras.

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1.RODRIGUEZ E./AURORA P./DOMINGUEZ C., 2020, A la sombra de las palabras, pág. 40.

” Allí sigue el árbol. Solo y hermoso. Exhibiendo su poder de eternidades. Hablando con el viento y con las nubes. Examinando a hombres y mujeres que caminan bajo sus ramas…...oyéndolos hablar bajo su sombra. Nada cambia. Los seres humanos, pequeños y mediocres, siguen sin comprender los secretos de la vida”.1

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